El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció el miércoles "oficialmente" a Jerusalén como la capital de Israel, una histórica decisión que revoca décadas de diplomacia estadounidense e internacional, y amenaza con desencadenar una escalada de violencia en Medio Oriente.

"He decidido que es hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel", dijo el líder estadounidense desde la Casa Blanca, tras ordenar el traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Israel y reivindicar "un nuevo enfoque" para el conflicto israelí-palestino.

La decisión de Trump se da pese al aluvión de advertencias sobre el riesgo de un estallido de violencia y la reacción de los países musulmanes que hicieron del estatuto de la Ciudad Santa su "causa común".

A diferencia de otros presidentes estadounidenses que habían hecho la misma promesa, Trump cumplió así una de sus compromisos electorales, con el "reconocimiento de una realidad" histórica y contemporánea.